El pesebre, también conocido como nacimiento o belén, se remonta a la Edad Media, y fue un santo quien lo hizo primero.
Con la próxima llegada de cada Navidad, en los hogares solemos colocar un pesebre, conocido también como nacimiento o belén. Este puede contar con muchas escenas o figuras: el pastor con sus ovejas, un buey jalando una carreta o el viaje de los Reyes Magos. Pero, definitivamente la escena que no puede faltar es la de María y José en el portal arrullando a Jesús recién nacido.
Esta tradición ha perdurado por siglos. De hecho, fue un santo muy querido por la Iglesia el primero en recrear el nacimiento de Jesús. Hoy te contamos su historia.
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¿Quién hizo el primer pesebre?
San Francisco de Asís tenía una devoción especial por el Niño Jesús. Tal era su amor que uno de sus grandes anhelos era contemplarlo en persona. Se cree que el santo se inspiró por primera vez en esta idea después de visitar el lugar histórico del nacimiento de Cristo durante una peregrinación a Tierra Santa: un establo humilde dentro de una cueva de Belén.
Francisco, atraído por la pobreza, humildad y sencillez del nacimiento de Jesús, decidió recrear, en el año 1223, el nacimiento de Cristo con una ceremonia bastante especial, la cual incluía la Santa Misa y que celebró en el interior de una cueva en Greccio, Italia, y a la que invitó a sus hermanos franciscanos y a los pobladores.
Fue así como instaló un pesebre vació dentro de la cueva, con un buey y un burro reales, tal como se creía que había sucedido en aquella noche de Navidad.
A través de este momento, él quería que todos se impresionaran profundamente en su comprensión de cómo Jesús vino al mundo en tal pobreza y simplicidad.
De este modo, San Francisco ayudó a combatir la avaricia desenfrenada y el materialismo prevaleciente que poseía a Italia en aquel entonces.
Cuenta San Buenaventura cuál fue la reacción del santo ante el acontecimiento:
"El hombre de Dios (San Francisco) estaba de pie ante el pesebre, lleno de devoción y piedad, bañado en lágrimas y radiante alegría; el Santo Evangelio fue cantado por Francisco. Luego predicó a las personas que se habían reunido en torno a la natividad del pobre rey; y al no poder pronunciar su nombre por la ternura de su amor, lo llamó el bebé de Belén."
Desde entonces, este evento se convirtió en tradición. Como era complicado hacerlo con personas y animales reales, los artesanos comenzaron a elaborar pequeñas piezas con la figura de María, José y el Niño. También se añadieron otras figuras y escenas para representar el Belén de aquella noche. Ese mismo Belén de hace más de 2 mil años, que llena de calor nuestro corazón cada vez que lo contemplamos.
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